domingo, 29 de agosto de 2021

Vuelta a mí

 ¿Qué arista tomar para ingresar a mí, para re-preguntarme quién soy, para reencontrarme en el silencio, dejando lejos el ruido mental que me avasalla, me debilita, me hace perderme aún más? ¿Cómo lograr ese silencio, que permite la calma, relaja mi mente y mi cuerpo?

De forma espontánea cierro mis ojos, y me concentro en mi respiración. Observo mi postura, y los sitios de tensión. Poco a poco voy relajándome.

Es en este proceso cuando mis dedos comienzan a tipear lo que comienza a expresar en palabras mi mente, mi corazón -- ¿quién me comanda? ¿la mente? ¿el corazón? ¿ninguno? ¿o son automatismos que hacen perderme aún más?

Volver a reconocer mi esencia, a hacer emerger esa fuerza interna que a veces se desvirtúa a través de la ira, o de la frustración... a reencauzarla para impulsarme a tomar decisiones, a crear o retomar rutinas que me expanden, a creer en mí, en mi luz interna, en mi risa dormida, en el poder de mis manos, y en mis palabras tiernas...que se han ido esfumado en los últimos años.

A saber observar con los cinco sentidos, a realmente comprender lo afortunada que soy, que la vida me ha dado mucho, que me ha bendecido de muchas maneras, desde la libertad de decidir qué vida quería para mí hasta romper patrones familiares. 

Me he lanzado a la aventura hace 10 años, sirviéndome de mi profesión y de mi capacidad de ejecución para sobrevivir en este mundo complicado. Y he confiado muchas veces en mi fuerza creadora; he sido bendecida con mis dos hijos, mis grandes maestros, y he podido elegir donde vivir, rodeada del mar y de la naturaleza que me han salvado tantas veces, y siempre junto a mi compañero de ruta.

Lo afortunada que soy parece muy evidente a los ojos de los demás, pero muchas veces me he perdido en mi ruido mental, en mi oscuridad, en los lastres de mi infancia y crianza, sin tomar la responsabilidad que implica retomar el camino, para recuperar mi norte.

Volver a recuperar mis espacios, para que en ese silencio, fluya y confíe en el poder de la vida. En dejar de ser reactiva y focalizarme en lo positivo, para volver a ser optimista. En dejar el control frenético que me va carcomiendo por dentro, y me aleja de quienes me aman, en saber poner límites amorosos y no sucumbir en el proceso.

Hoy llego a este punto de inflexión, donde luego de padecer la crisis en mi cuerpo, me propongo hacer un pacto conmigo misma, para continuar evolucionando en esta vida.

Me propongo no olvidarme de mí misma, a dedicar un ratito cada día a hacer algo que me haga sentir bien, a poner el foco en lo importante, a observar lo que da sustancia a la vida, a sentir el poder de las pequeñas grandes cosas, a volver a saborear la vida, a través de las risas de mis hijos, observándolos y conectando con ellos genuinamente, a través de la mirada profunda a mi compañero, sintiéndome sumamente agradecida, a encontrar siempre la luz en el día, y a intentar dejar de lado tanto control que me agota.

Hoy me propongo madurar en abundancia, expansión, sabiduría, y sobre todo, en paz.