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Sierras de Córdoba |
La existencia se hace más patente a medida que navegamos en las aguas profundas de la conciencia, cuando nuestra mente se libera dejando ser protagonista al alma, cuando despertamos del sueño profundo de la rutina, cuando nos arrojamos al sentir y logramos emocionarnos con la simpleza perfecta de la naturaleza, cuando leemos un libro que nos hace viajar a mundos imaginarios o cuando nos reímos con el juego de los niños y nos entregamos al abrazo sincero de un ser amado. Ese disfrute cotidiano, esa entrega a la vida, es lo que da sentido a este plano de la existencia.
A lo largo de los años, recorremos caminos que nos acercan a seres que imprimen enseñanzas únicas que enaltecen nuestra vida, o nos abren los ojos a mundos paralelos que creíamos imposibles, o nos empujan y estimulan a experimentar esos sueños locos, recurrentes.
El fluir de los cambios y de las convicciones personales invaden todo mi Ser. A cada hora la reafirmación de mis verdades van circulando por cada uno de mis poros y son el oxígeno que me reanima, que me energiza en este caminar sinuoso de los quiebres y abandono del viejo orden. Nuevos mundos van divisándose, van tomando forma y estremecen mi alma. Estos días son sagrados, estoy experimentando un renacer que va constituyendo esta nueva persona, aquella soñada en épocas diferentes.
El miedo al rechazo, al alejamiento de las viejas estructuras está latente a cada instante. Solo hay que resistir y dejarse llevar por el movimiento que permite avanzar. No detenerse, no dudar, son los secretos de este despertar.
Cerrar los ojos, respirar y mirar al Sol, me reconfortan. Es este estado de salud el que sostiene el cambio, el que me fortalece diariamente. La trascendencia es el lei motiv, no deseo perder este tiempo tan preciado. Cada instante es absoluto y único, y la única verdad es vivirlo como si fuera el último.